Podría titular esta entrada de muchas formas, pero sólo hay una...aire...porque se lo ha llevado.
POLVO SOMOS Y EN POLVO NOS CONVERTIREMOS.
El árbol se fue, porque mira que lo he regado, mira que día tras días he ido a cortarle esas ramas que le crecían a los lados, esas que no le dejaban crecer. He cuidado de él hasta en días de lluvia, hasta en los peores me vestía, salía de casa e iba a verle, a cantarle, a llorarle y a ponerlo bonito. Pero cuando él no ha querido más, no he podido hacer más por él.
Me cuesta aceptarlo, pero le doy fin. Fin a esos días de sol, de sacar fuerzas de dónde no las había, de desear que fuera ya mañana y poder ir a regarlo, de ilusión, de ganas, de alegría, de un nuevo proyecto, o de un nuevo final. Doy fin, y estoy triste, y lo estaré mucho tiempo, porque con mi árbol se ha ido gran parte de mi risa.
Que seas muy feliz. Sencillamente, me costará volver a escribir. Hoy, sin foto.
jueves, 7 de junio de 2018
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