Porque ese olor a azahar que puedes sentir al pasar por la Plaza de Pilatos... o por la verita de la catedral a través de mil empujones y de cientos de personas. Ese olor hace que todo lo demás sea lo que es... lo demás... y digas si, esto es vida, es azahar mezclado con incienso de un palio que recorre majestuoso las calles del centro de Sevilla y lo que en ese momento rodea al mundo te da exactamente igual.
Estás ahí, te sientes sola mirando unos ojos, mirando un clavo, un hilo de sangre o simplemente el contoneo de unas bambalinas al son de cualquier marcha. Es un momento único que sólo se vive en Sevilla, con su calor y su color especial. Su olor, su gente y su manera de sentir.
Te sientes sola, no quieres mirar a tu lado y que haya alguien, aunque eso sea inevitible. Pero es un deseo irrefenable el querer sentir esa soledad, ese momento de pedir mil cosas al cielo y que al menos una te sea concedida mientras el sonido de unos tambores te llevan al séptimo cielo
Cuando ves una hilera de nazarenos miras al final, quieres ver ya esa imagen, y la espera se hace eterna porque sólo piensas el instante en que puedas tocar su madera, y decir... lo he hecho :)
Esta imagen puedo decir que es mía... veis como por un momento puedes sentirte solo en la Semana Santa? miras al cielo y ves la luna, una magestuosa Giralda y un Cristo de Burgos donde su música de capilla te hace encontrar tu gran ansiada soledad mientras escuchas el rastreo de pasos de sus costaleros subiendo sin parar una Cuesta del Rosario donde no cabe el descanso en su ascenso. Ese momento vale su peso en oro y por un segundo te has olvidado de todo.
Espero haberos transmitido lo que quiere decir: "Semana Santa en Sevilla"
Un beso a todos.
